jueves, 8 de diciembre de 2011

Buscando razones para pensarte.

Como no tengo nada mejor que hacer, te pienso.
Y te pienso no un minuto o dos, ni una hora o tres.

Te pienso en la mañana; Cuando me despierto y me queda ese sabor amargo de tu ausencia en los labios; cuando abro mis ojos y lo primero que miraba era tu rostro, tan pacifico junto a mi cabello; cuando tus brazos me rodeaban y ahora sólo me queda un recuerdo. Entonces te pienso.

Por la tarde lo hago cuando busco momentos entre los escombros de lo que construimos, cuando tomo mi lápiz y comienzo a escribir; debo admitir que te agradezco por ser el protagonista de mis historias, por ser la inspiración de mis palabras; porque cuando escribo entonces te pienso, te pienso y no me dueles. Y como no tengo nada mejor que hacer, te pienso.

Te pienso por las noches, cuando mis ojos no se mantienen abiertos; cuando lloran secos porque perdí la capacidad de llorarte. Te pienso de nuevo, pero ahora ajeno. Y digo ajeno porque no sé si alguna vez fuiste completamente mío y ahora en realidad, eso es algo que no importa. Lo importante es que te pienso, sin rencor, te pienso. Y repito el pensarte porque cuando te pienso me hago la idea de que me piensas, y eso me hace creerte. Creer que las explicaciones en este momento estarían de más.

Entonces me conformo. Con lo mucho o con lo poco que quedó en nosotros de lo que fuimos y quedó inconcluso. Tal vez para cerrarse en otro tiempo o retomarse en unos años. Pero me conformo, y no porque sea mediocre, sino porque ya no te necesito... y si ahora te escribo, es simplemente porque te pensé.


Abbey~

No hay comentarios:

Publicar un comentario