miércoles, 17 de agosto de 2011

Despedida #1

Hoy se cierra el círculo vicioso de mirarte; de saberte tan mío y de buscarte en la espera de tus brazos cálidos. Se clausuran los rincones de mi cuerpo que sólo tú conoces; se apagarán las luces Trataré de no llorar; de irme con la cabeza en alto reconociendo que el amarte me ha hecho fuerte, me ha hecho bien.

Observaré de a poco cada espacio que me recuerde a ti por un momento para después sacar tu nombre de mis labios como si fuese veneno letal entre mis dedos. Trataré de no buscarte; porque cuando te busco a ti me envuelvo en tu arte, en tus silencios; en tus defectos, en tus virtudes. Te busco y busco mi esencia porque tú la tienes en tus labios. Porque aunque lo niegue siempre voy a pertenecerte.

Hoy se cierra el círculo vicioso de mirarte; de sentarme a tu lado a contemplar las horas; de acostarme junto a ti para burlar al tiempo y acortar la distancia al besar tu cuello. Trataré de no llorar. Hoy se termina todo, porque desde hace tiempo que te he estado engañando con la soledad; con la tristeza. Pero ahora que todo se ha aclarado y tus manos se posan en otros hombros entiendo que en tus labios ya no hay lugar para mi nombre y en tus ojos no hay espacio para mi reflejo.

Hoy se acaba lo que empezó hace algunos ayeres; lo que inició como un juego. Eso que fue difícil comenzar y de lo cual no me arrepiento. Hoy termina porque así lo decidimos; porque nos equivocamos y supimos hablarnos sin palabras. Trataré de no llorar. Ya mi voz no te conmueve y tus palabras ya no las creo; ya mis manos están cansadas de dibujar entre mis sueños esos ojos que miraba hasta amanecer de nuevo.

Pero me aferro. Me aferro a tu recuerdo, a tus caricias, a tu risa, a tus canciones y a tus errores. Me aferro a ti como si fueses esa cuerda sobre mi cuello esperando a que dé un paso en falso para terminar con mi agonía. Me aferro a ti se aferra un masoquista a las cosas que duelen; que dulcemente duelen. Trataré de no llorar.

Trataré de no llorar porque tú me lo pediste. Porque es cierto, no mereces mis lágrimas pero yo tampoco me merezco tu partida. Hoy se ha ido la musa del amor y regresa a mí la musa de la ausencia convertida en tus memorias; regresan los demonios que ahuyentaste de mi vida.

Regresan a mí porque soy débil; porque mis manos están cansadas de adivinar cuantos días más permanecerá el dolor en mi pecho.

Ésta es la primer despedida de tus labios; la primer despedida de tu cuerpo; y digo la primera no porque no te hayas ido, sino porque de mi alma no te has desprendido.

Éste es el primer intento de vivir como desconocidos; y este mi primer fracaso desde que estabas conmigo.


Abbey~

No hay comentarios:

Publicar un comentario